San Martín de Tucumán volvió a quedarse con las manos vacías. El equipo dirigido por Mariano Campodónico empató 0-0 ante Deportivo Morón en el estadio Nuevo Francisco Urbano y quedó eliminado del Reducido de la Primera Nacional, despidiéndose una vez más del anhelado regreso a la máxima categoría.
El “Santo” llegaba obligado a ganar, ya que la ventaja deportiva favorecía al local, pero nunca encontró la claridad necesaria para imponer condiciones en un duelo cargado de nervios y escaso de fútbol. Durante los 90 minutos, se repitieron los viejos fantasmas: falta de ideas en ataque, poca profundidad y una alarmante dificultad para generar peligro real.
Ni el empuje de los referentes ni los cambios del entrenador lograron modificar el rumbo. Morón, fiel a su estilo, aguantó, resistió y jugó con la desesperación del rival, dejando que el reloj hiciera su parte. El tiempo fue el enemigo más cruel de San Martín, que terminó desdibujado y sin respuestas.
El planteo de Campodónico fue equilibrado, pero al equipo le faltó rebeldía, sorpresa y, sobre todo, gol. En un contexto donde solo servía ganar, el empate fue una sentencia anunciada.
Más allá del resultado, el golpe es profundo. San Martín cierra otra temporada sin cumplir su objetivo principal, en medio de un ciclo que parece repetirse: inversión alta, expectativas grandes y una nueva frustración. En La Ciudadela, el sabor amargo es conocido y el interrogante vuelve a ser el mismo: ¿qué le falta al Santo para dar el salto definitivo?
Mientras tanto, Gimnasia y Tiro avanza a la próxima instancia, y en Tucumán el balance deja más dudas que certezas.
El sueño del ascenso deberá esperar otro año más, y el eco de la decepción vuelve a retumbar entre las tribunas vacías del templo rojo y blanco.