En el grupo de Facebook Fotos Antiguas de Tucumán, Eduardo César Benaglio Araoz compartió una imagen que parece rescatar, de golpe, el perfume de las matinés de otro tiempo: el Cine Candilejas, aquel rincón de luces bajas y butacas de madera donde una ciudad entera aprendió a soñar en blanco y negro.
Las memorias brotaron enseguida entre los usuarios, como si la foto hubiera abierto un viejo álbum familiar. Joseph Vece recordó que el cine “se inauguró con una película italiana de Dino Risi, La diva del teléfono blanco, una sátira sobre los nuevos ricos en la época de Mussolini… una cinta mediocre que no merecía ser la primera”. Luis Trejo ubicó la postal en la primera cuadra de 9 de Julio, donde hoy funciona una guardería. Para Juan Fernández, en ese mismo sitio “solía funcionar el Cine Moderno”, y Ramón Quinteros resumió la sensación que a todos los invade: “Recordar es volver a vivir esos momentos felices, sin sobresaltos”.
La foto, silenciosa y atemporal, nos devuelve a esas noches en que el destello de un proyector era suficiente para hacer olvidar las preocupaciones, cuando el corazón de Tucumán latía al ritmo de una pantalla que hoy sólo sobrevive en el recuerdo de quienes, como en esta imagen, se niegan a dejarla caer en el olvido.